Para que duerma bien, miro
al fuego.
Para que crezca hasta los
frutos prohibidos, aprendo
danzas rituales.
Para inmunizarlo contra el
maldeojo, beso a quien mejor
sonría.
Para que tenga buen oído,
me baño en alta mar.
Para que el naufragio le
sea propicio, brindo siempre
por él.
Para que el sol lo curta,
leo fabulas de viajes sin fin.
Para que la sombra lo
embellezca, asisto a los insomnes
con mi canción de cuna.
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