Madrid
es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas
estadísticas).
A
veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45
años que me pudro,
y
paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir
blandamente la luz de la luna.
Y
paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido,
fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y
paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre
lentamente mi alma,
por
qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por
qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime,
¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes
que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de
tus noches?
No hay comentarios:
Publicar un comentario